Sebastià Gasch i la personalitat de Palau Ferré - Cultura i Paisatge

Sebastià Gasch i la personalitat de Palau Ferré

Una entrevista clau per conèixer el pensament i la filosofia de l’artista

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A Sebastià Gasch i Carreras (Barcelona, 1897-1980) se’l podria conèixer com el crític de totes les arts per l’abast de les disciplines que va conrear: pintura, música, teatre, entre altres. És un personatge importantíssim per a la cultura catalana del segle XX, però sobretot per a la pintura catalana d’avantguarda. Hi ha qui assegura que va ser Gasch qui va motivar pintors incipients a continuar treballant amb l’obra que feien i a definir la seva personalitat artística: Joan Miró va ser un d’ells.

Avui, però, no parlarem de qui era Gasch, sinó de la influència que va tenir l’entrevista que reproduïm en la vida i l’obra del gran artista que fou Maties Palau Ferré. L’entrevista va sortir publicada a la revista DESTINO el 29 de gener de 1955 (signada amb el pseudònim Mylos). El text l’acompanyava  una fotografia d’un jove Palau Ferré -de trenta-quatre anys- en la seva etapa barcelonina i la fotografia d’una pintura, ambdues en blanc i negre.

Sebastià Gasch entrevistà Palau Ferré al taller de l’artista situat a la dreta de l’eixample, al carrer de Girona, núm. 51. Era el mateix any que participaria en el VIII Saló d’Octubre, en el marc de la Tercera Biennal Hispanoamericana d’Art, on exposà Montblanc en els meus somnis d’infantesa i Pastora, dues obres molt properes al cubisme sintètic que l’hauria de definir com a artista.

Palau Ferré sorprèn Gasch per la seva solidesa de criteris, fins i tot es rebel·la perquè el montblanquí no li fa la pilota: Palau-Ferré es incapaz de halagar servilmente o quienquiera que sea para ganar su voluntad. La palabra «adulación» no figura en su vocabulario. L’entrevista mostra un Palau Ferré murri, distant, impassible. Un home que sap el que vol i com aconseguir-ho. Palau Ferré despulla la personalitat que l’havia de fer gran: Palau-Ferré no ha dejado nunca de ser leal a sí mismo. Por eso su pintura es auténtica … la Academia solo ha contribuido a formar su insobornable personalidad sin pre formarla ni deformarla.

La importància d’aquest l’article rau, també, en la reproducció de l’obra que l’acompanya. Es tracta de Somni d’una nit d’estiu, considerada per ell mateix com la seva primera gran obra, el seu primer quadre, pintat probablement entre 1947 i 1948. Antonio Salceldo, a la seva monografia dedicada a l’artista montblanquí Maties Palau Ferré i el seu Paradís, creu que es tracta d’una peça essencial per a l’estudi d’obres posteriors, d’una obra clau en la seva iconografia. Malauradament, encara es desconeix la seva localització.

Gaudiu de l’entrevista.

Maties Palau Ferré. Publicada a Destino: Any XIX, Núm. 912 (29 gener de 1955)

En el taller de los artistas

Con Palau-Ferré

En el momento actual el artista tropieza con más dificultades que en épocas pasadas. Los gastos de una exposición particular han llegado a ser tan exorbitantes que solamente los que disponen de medios pueden efectuarla. Y se debe reconocer que no siempre son los mejores pintores quienes tienen esas posibilidades. Por otra parte, si es verdad que los premios son más numerosos y que los periódicos y la Radio saben hoy mejor que ayer llamar la atención del público sobre un pintor, no lo es menos que la desaparición del mecenas, la publicidad desenfrenada, la aspereza de la vida, su ritmo, el brote súbito de «genios espontáneos» que ya no se contentan como antaño con manejar los pinceles para entretenerse, sino que quieren vender sus obras y «hacerse un nombre», han creado un estado de confusión en el cual el artista sincero y dotado se tambalea y desploma, a no ser que un marchante le preste ayuda o que tenga el suficiente tesón y arrojo para empeñar la batalla.

Estas son los razones por los cuales hubo un momento en que Matías Palau-Ferré estuvo o punto de «lanzar la toalla», para decirlo en términos boxísticos Y, sin embargo, él es uno de nuestros pintores jóvenes más pródigamente dotados. Ha irrumpido en la profesionalidad del arte con un empuje y una validez indiscutibles. Lo que ocurre es que Palau-Ferré es incapaz de halagar servilmente o quienquiera que sea para ganar su voluntad. La palabra «adulación» no figura en su vocabulario.

Tampoco sabe bracear y forcejear por llamar la atención e intentar situarse en primer plano. Se encierra en su taller y pinta. Pinta sin intermisión. Que bastante trabajo cuesta pintar a conciencia.

Ha sino menester que Angel Marsá advirtiera la superior calidad de su aportación a una colectiva y destacara su nombre en letras de molde y, luego, una tarjeta de presentación de mi distinguido amigo el reverendo doctor Manuel Trens, que Palau-Ferré se resistió muchas semanas a entregarme, poro que unos pocos nos enteráramos de que existe.

La obra de Matías Palau-Ferré pone en evidencia una formación sólida. El pintor cursó sus estudios en la Escuela Superior de Bellos Artes de San Jorge. Connatural y nacida con él, tiene una personalidad de rasgos acusadísimos. Ningún imperativo puede desviarle del comino que se ha trazado. Nada logra desvirtuar su personalidad y nada consigue bastardear su escritura plástica. Palau-Ferré no ha dejado nunca de ser leal a sí mismo. Por eso su pintura es auténtica. Y la Academia solo ha contribuido a formar su insobornable personalidad sin preformarla ni deformarla.

Atento siempre a las inquietudes estéticas mas vivas de esta hora, no por ello Palau-Ferré ignora y olvida lo ineludible en el arte. O sea, el orden. Él establece la arquitectura del cuadro con rigor y severidad. Su estilo es tan monumental como el de los frescos románicos. El color, rico, denso y vibrante, crea la forma La esboza y luego lo esculpe. De ahí la considerable fuerza plástica que posee esta pintura.

Matías Palau-Ferré me recibe en su taller de la calle de Gerona, tan soleado y con tanto espacio libre a su alrededor, que más que un piso del Ensanche parece el aposento de una masía de su Montblanc natal.

—Los que suban a una noria de feria — me dice para empezar— y se sienten de cara al Este, dirán que este artilugio va de Sur a Norte. Los que estén sentados de cara al Oeste, dirán que gira de Norte a Sur. Ambos tendrán razón a su manera. Los que contemplen la noria desde abajo dirán que gira alrededor de su eje. A la gente no le interesa que el artista vaya de Sur a Norte o de Norte o Sur. Pero para nosotros reviste

capital importancia saber si tomamos una dirección ascendente o descendente. Saber adónde vamos.

—¿Cuál es, o su juicio, la misión del artista?

—La misión del artista no consiste en explicar una historia. Consiste en explicar a los demás cómo es el universo a través del hombre. Cuando el hombre tenga conciencia de lo que es el universo, tendrá conciencia de lo que él mismo es. Lo lamentable es que sean los demás quienes tengan que enseñarnos cómo somos. El artista será bueno si sabe cumplir su misión. Y yo creo que actualmente su misión es la de crear una generalización filosófica. El arte y la filosofía siempre han ido de pareja. Sócrates fue escultor en su juventud, y cuando viejo buscaba la música.

—¿Teme usted a la opinión pública?

—Antiguamente el hombre se veía agobiado por el grave peso de las supersticiones, Actualmente somos más civilizados y la superstición se ha transformado en opinión pública. Lo esencial para un artista es tener la suficiente valentía para enfrentarse con la opinión pública. Y esto le resultará fácil si piensa que el inconformismo no va más allá de una generación.

—¿Puede pasar de moda una determinada pintura?

—No creo que ninguna pintara pase de moda. Si dividimos los millones de años que cuenta el mundo por los trescientos años que tiene una pintura considerada como pasada de moda, hallamos una cantidad equivalente a tres o cuatro minutos de la vida de un hombre de 70 años. Por lo tanto, el arte no es antiguo ni moderno. Lo mismo que el hombre, que no puede morir nunca porque tiene la facultad de renovarse y de cambiar constantemente de formas.

—¿Cuál es el peor defecto de los jóvenes pintores actuales?

—Que todos quieren tener un lugar bajo el sol sin mirar a costa de quién, y muchas veces, lo que es peor, o costa de qué. No se dan cuenta de que hasta los treinta años el artista no es sino un niño prodigio.

—¿Ha tenido que hacer muchos sacrificios para poder dedicarse a la pintura?

—Esto, en todo caso, solo afectaría o mi estómago y a bolsillo. Hablar de ello, como hacen muchos pintores, me parece una anécdota publicitaria de dudoso gusto.

—Ahora está de moda entre los artistas considerarse cada cual el número 1. ¿Se cree usted serlo también?

—En la escuela me enseñaron las cuatro reglas y me dijeron que eran infalibles. Desde que Einstein ha sentado la teoría de la relatividad, ni en ellas podemos creer. ¿Cómo puedo pensar que soy el número 1? Con todo, tengo fe en mi obra.

—¿Está usted de acuerdo con la renovación de la pintura religiosa que se lleva a cabo en muchos países, principalmente en Francia donde algunas iglesias han sido decoradas por Matisse, Léger y otros pintores actúales?

—Completamente de acuerdo. El arte egipcio era tan bueno, que sostenía una religión falsa. El arte religioso actual es tan malo, que causa un grave daño a la religión verdadera.

MYLOS (Pseudònim de Sebastià Gasch)

Entrevista publicada a Destino: Any XIX, Núm. 912 (29 gener de 1955)

Somni d'una nit d'estiu de Maties Palau Ferré. Publicada a Destino: Any XIX, Núm. 912 (29 gener de 1955)

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